13 de junio de 2009

Lux y Mikael

Era temprano, tal vez demasiado temprano como para levantarse, seguramente su hermano a penas se había ido a recostar, los tiempos habían cambiado mucho, los dioses ya no moraban la tierra, los angeles, demonios y demás creaturas pertenecían más a los sueños que al mundo, y aun así ahí estaba él recostado en la corniza de la ventana viendo al universo girar en su mano.

-es tan insignificante...

Dijo el joven de cabellos negros como la misma noche y ojos como dos bellos luceros, mientras cerrando la mano parecía que regresaba las estrellas, luna y demás astros al filmamento.

-y a la vez tan hermoso

Mikael era un ser misterioso, aun no se acostumbraba a tener cuerpo a tener que dormir, comer y otras necesidades básicas, aun recordaba con cierta gracia el primer instante que llego a este mundo, si Lux no lo hubiera golpeado solo hubiera durado un para de segundos, gracias al Dios el golpe hiso que sus reflejos primarios se activaran y respirara de manera natural, era dificil dejarse ir por el instinto despues de todo, él no había nacido con cuerpo como Aureus o los demás ángeles, hhasta hace unos meses él no era nada, era un pensamiento, un susurro, una idea, un ángel etéreo.

-vete a dormir, tu cuerpo necesita descansar más no vez que tus ojos están cerrados.

La voz de Lux hizo que el de cabellos negros volteara, no era común que aquel angel estuviera levantado a esas horas, generalmente Aureus disfrutaba de los placeres de la carne, la gula, la lujuria, la pereza, eran uno de sus pequeños caprichos, y al ser esas horas de la madrugada el hermoso ser debería estar entregado al sueño.

-te desperte, disculpa

DIo Mikael tratandose de levantar de la corniza, pero fue inutil su cuerpo no les respondía, y en el esfuerzo por levantarse cayó desvanecido estando a pundo de caer por el básio, si no fuera por que el ángel perfecto ya prevía eso y extendiendo su mano de blanca piel había salvado al inexperto ser de carne y hueso.

-eres un tonto, fue Azariel quien me levanto, me dijo del peligro que corrias, aun no es tiempo que mueras, debes acostumbrarte a que tu cuerpo duerme y que tu mente debe dejar de pensar.

Mikael no esta acostumbrado a la carne, por ello camina dormido, agotando su cuerpo, desgastandolo, le ha tomado mucho el aprender lo que los humanos dan por hecho, y si no fuera por la constante velación del Angel de la luz, jamás lo hubiese logrado.

-disculpame

Dijo el ángel mientras era tomado en brazos de Lux, quien gentilmente cargaba aquel delgado y claro cuerpo de negros cabellos para llevarlo en su regazo hasta su cama, Mikael debería descansar a la fuerza, su cuerpo se lo exigía, y solamente así aprendería lo que tiene que saber.

-pequeño tonto

Dijo Lux al momento que depositó un beso en la frente de su hermano, si en cierta forma Mikael era su hermano, creados en el mismo instante, la materia y el espiritu, la idea y la acción, Lux era el ángel de la creación y Mikael el ángel del espiritu.

-Lux...

Mikael a penas susurró el nombre del otro hombre en la habitación cuando sus ideas se desvanecieron por completo, sin embargo con solo mencionar su nombre, el de cabellos dorados y ojos de fuego sabía que aquel indefenso nuevo ser no quería quedarse solo, pues para él, dormir era como desaparecer, así que gentilemente tomó su mano y se recostó a su lado, donde el sol los cubrió con sus rayos vigilantes, en un pleno y reparador sueño.

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