12 de octubre de 2009

Poder II

Poder II

Detesto estas reuniones, detesto discutir, y aun más detesto tener que acatar lo que la mayoría diga, no es secreto que en cuanto relaciones humanas soy un fiasco, en terapia sirvo por mi amor a la Psique, a la Patología, pero en la vida real me resulta verdaderamente difícil mantener una buena relación con el común de la población. La junta directiva de la clínica discute acerca de los acontecimientos ocurridos hace dos días, alagan mi intervención mientras tratan de condenar a Flaira, la mayoría de los miembros tiene un antagonismo político cuando se reúnen a discutir sobre el futuro del centro, yo permanezco en silencio observando como siempre.

-Se salió adelante, pero pudo ser peor, la demanda hubiera arruinado la reputación de la clínica.

Jael es el único otro miembro varón de la junta, es un prominente Psicólogo, con varias maestrías, su amor es la terapia, padre dedicado y buen esposo de una pequeña familia, no le gusta la investigación debido a su falta de orden, le gusta improvisar y tiene el conocimiento para hacerlo, creo que en secreto está enamorado de Flaira y como esto contradice su puritana forma de ser en cuanto a relaciones, niega su deseo y libera su ansiedad en forma de agresión contra la dama que no tiene la culpa de su doble moral.

-Sin embargo no paso nada gracias al Doctor

La dama que lanza su discreto alago a mi persona, es la Maestra en Psicoterapia Gestalt Sire, soy el único con grado de Doctor, esto por mi necesidad de sobresalir, ellos no tienen esa necesidad por eso no han hecho un doctorado salvo Flaira, los demás tienen varias maestrías, nuestra privilegiada posición nos permite darnos el lujo de dedicarnos en ocasiones a solamente estudiar y en casi siete años de Clínica nos ha dado tiempo de perfeccionar nuestros currículos.

-yo no hice nada, Flaira atendió el asunto, hablo con los padres y cerró el trato.

Es una pequeña mentira, pero odio a la Junta directiva, se la pasan creando discordia entre todos, tratando de obtener un poder que no existe, en el caso de Sire no tiene la suficiente confianza, ni el apoyo para tomar el poder, así que siempre intenta lanzarme la responsabilidad. Además aun que yo no hubiera estado Flaira una vez pasada su impresión por el acto, hubiera respondido adecuadamente, solo la tomaron por sorpresa.

-Yo voto porque retomes tu puesto como Director General.

Draina me ve fijamente; la Terapeuta Nutricional fija sus verdosos ojos en mi, mientras acomoda su cabello detrás de sus hombros, sabe que intentaré rechazar la solicitud, no me interesa regresar al trabajo administrativo, dejando de lado mis pacientes, investigaciones y demás, me gusta la práctica, cierto no tengo muchos pacientes, pero dirijo tres investigaciones, y la verdad me da flojera tener que ser el Padre de todos de nuevo.

-Flaira hace un excelente trabajo, y el acontecimiento jamás se volverá a repetir

Comento rápidamente, todos me miran, saben que no quiero la responsabilidad, aun cuando todos ellos votarían por mí de inmediato, de hecho después de la propuesta de Draina el ambiente ha quedado en silencio, solo yo he hablado, nadie dice nada, así que es tiempo de terminar la reunión.

-Bueno creo que eso era todo

Me levanto con irreverente actitud, como si no estuviéramos en una importante junta, sino más bien, en una reunión informal, sonrió y salgo de la habitación. Flaira hace lo mismo dirigiéndose de inmediato a su oficina, ha sobrevivido sin un rasguño, sabe que su puesto está seguro, después de mi ella es la socia con mayor número de acciones en la Clínica.

-Deberías regresar y lo sabes

Mi narciso asiente con aquel comentario de Sire, que tras unos diez minutos me ha alcanzado en mi consultorio, la dama de rojos cabellos y ojos color ámbar me mira desde el dintel de la puerta, le invito a pasar y a tomar asiento, siempre hemos sido buenos amigos, desde la preparatoria.

-tal vez

A pesar de que mi Ego me grita que debo regresar al mando de la Clínica, mi punto de confort es no ser más que un irreverente terapeuta, sin nada importante sobre sus manos más que mi propio trabajo.

-¿tal vez?... tienes que ser el Director, o esto será un caos

Sus palabras están exaltadas, su mirada fija, su mandíbula presionada, y cierra su puño lentamente, está enojada conmigo por no tomar el lugar que ella quiere que tenga, por negarme a seguir sus planes y los de varios miembros, de hecho serían más fáciles las juntas si yo soy el director, como socio mayoritario, quien no me respeta, me teme por que de acuerdo al acta puedo deshacerme de cualquier miembro de la Junta Directiva cuando quiera, un privilegio que me asegure como protección.

-Estará bien, ha estado bien durante tres años y seguirá bien

Me pongo de pie terminada la frase, ella me sigue con la mirada mientras el ruido de mis zapatos caminando hacia la puerta inunda la habitación, no voy a ceder, estamos bien como estamos y no lo voy a cambiar tan solo por un evento aislado.

-ahora si me disculpas, tengo que hacer algunas cosas

Le digo cordialmente mientras abro la puerta y le indico caballerosamente el camino, ella hace una ligera mueca, torciendo su sonrisa, la he corrido, diplomáticamente, pero la he corrido y eso le desagrada, ella esperaba hablar conmigo y hacerme cambiar de opinión después de todo fue la única que se opuso cuando yo pedí mi sabático hace ya tres años.

-te propongo algo

Flaira me mira sentada a mi derecha, después de un largo día de trabajo hemos quedado de subir a mi casa a tomar un trago para quitar el estrés de nuestras vidas, mi sala con la chimenea encendida nos mantiene cálidos mientras la música ambienta el lugar.

-¿qué cosa?

Pregunto sabiendo de antemano a lo que se refiere, la luz tenue me deja ver sus bellos ojos mientras la distancia de nuestros cuerpos se cierra, estamos solos, pasaremos una agradable noche y al termino de esta ella tendrá que decidir si quedarse o irse, aun a sabiendas de que ambos deseamos lo primero aun que no lo confesemos.

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