PSIQUE
Caso 394
Sujeto masculino, de ciento ochenta y tres centímetros de alto, piel clara, ojos miel, llega temprano de hecho justo a la hora, entra y de inmediato se dirige al mostrador de bienvenida, no espera a que la asistente se dirija a él, simplemente se presenta con voz firme y dice que tiene un cita, la joven verifica el registro en la computadora y el joven mira su reloj de pulsera, lo observo desde lejos para después acercarme a paso lento.
-buenas tardes, ya llegó el paciente
Cuestionó a la señorita y me indica que el joven es mi paciente, la primera impresión es crucial, él está por extender la mano pero antes de que lo haga, le indico que me siga, se ahorra el saludo y me sigue, camino lento, para ubicarme a su lado aun que indico el camino de manera suave, él se deja dirigir, su porte es confiado, viste un traje gris oscuro de diseñador, camisa negra y corbata roja, su reloj es de diseñador también y es uno de los más caros en el mercado, porta un anillo en su mano derecha, posiblemente de su carrera, es de oro blanco, sus zapatos también son de marca, voleados a la perfección, el sujeto viste como si fuera a una pasarela, abro la puerta y entra directamente, le dirijo para que tome asiento en el lugar que tengo predispuesto para él, me gusta mantener cierta estructura, me da seguridad, me permite hacer mi trabajo.
-Doctor Isaac, hijo único de Abrahán y Sara, Doctorado en Negocios Internacionales, vive en unión libre con Rebeca , estudiante de psicología, se describe a sí mismo como un hombre exitoso de negocios, es dueño de una importadora y un comercio de paquetería, presenta problemas de relación con su pareja y rasgos obsesivos.
El me miraba fijamente mientras yo decía eso, lo miraba de reojo mientras leía el expediente, mientras hablaba de las relaciones y sus éxitos el hombre se mostró confiado, con porte erguido, mirándome fijamente sin ni siquiera parpadear, se enorgullecía, Narciso se mofaba de lo que yo decía, pero cuando empecé a hablar de los síntomas o problemáticas desvió la mirada, bajó los hombros y se recargó en el sillón de piel.
-o al menos eso dice aquí, dime porque viniste.
Le miro fijamente cuando cierro el expediente, él me sonríe, me mira a los ojos y casi puedo decir que se alegra de que parezca que no le creo al expediente.
-Rebeca quiere que tome terapia
Sonrió, no es el primer sujeto que manda su novia, sobre todo cuando ellas estudian Psicología o son Psicólogas, a algunas mujeres les gusta arreglar los problemas de los demás, supongo que viene con el estereotipo occidental de la madre, la salvadora, varias de mis compañeras caen en eso, no ven que lo que une a las personas es su patología, ellas los buscan por que están enfermos y ellos a ellas por la misma razón, cuando él se cure, lo más seguro es que la deje, pero no venimos a hablar de ella.
-y porqué viniste
Repito la pregunta, se que su pareja quiere que tome terapia, pero eso solo es una escusa para tomarla, el hecho de su forma de ser, de que le enorgullezcan sus éxitos, de que se avergüence de sus fracasos, me dice que el venir a terapia con esa historia lo hace ver como una buena pareja, un buen hombre.
-para mejorar mi relación obviamente
Lo dijo con voz casi alegre, como si fuera un pequeño chiste, obviamente se lo reflejo
-lo dices como si te causara gracia
Me mira fijamente a los ojos, sorprendido, nunca he sido bueno para ser discreto, tengo una habilidad clínica, resultado de mi personalidad, años de estudio, observación, practica y pasión, veo a los sujetos como libros abiertos y no temo confrontarlos.
-por qué estás aquí
Voltea hacia otra parte con nerviosismo, ríe ligeramente y vuelve a repetir la misma escusa, sería uno más de los que no quieren aceptar que su “motivo” no es más que una escusa para terminar en el consultorio trabajando de otra cosa. Generalmente atiendo probono, así que no me gusta perder el tiempo, él pagaría su consulta unos 300 pesos por hora, si quiere tomarse su tiempo lo merece.
-No te creo, pero si quieres trabajar lentamente está bien, dime como es tu relación.
Le doy por su lado sin dejar de golpear un poco a Narciso, se que su perfeccionismo no le dejará que yo crea que no es atrevido, que no está dispuesto a todo.
-no quiero trabajar lento, quiero trabajar en serio, que vio usted.
Mordió el anzuelo, me mira cuestionante, casi retante, pero intrigado, sonrió para mi, doy un trago al vaso de agua que siempre tengo al lado de mi sillón, me mira como remojo los labios, es por eso que casi no doy terapia, soy perverso, me gusta ver el sufrimiento, amo la patología.
-tu traje, tu reloj, tus zapatos, tu porte, me dicen que te gusta verte bien, que te vean bien, la gente como tú no viene a terapia, a menos que lo obliguen como es tu caso, pero no creo que tu novia te obligue, de hecho no creo que te interese, simplemente fue la escusa perfecta para venir, desde cuando te sientes mal
Ríe, desvía la mirada, sin embargo su porte cae por completo, tratara de negarlo, y cuando está por hacerlo intervengo.
-las ojeras bajo tus ojos, la tención en tus hombros, el movimiento repetitivo de tu pierna, el nerviosismo en tu risa, la exactitud de tu llegada, debe ser difícil mantener toda esa imagen, ser el profesional perfecto, ser el empresario perfecto, el marido perfecto, el hijo perfecto.
Su risa para, las evidencias nunca fallan, mira a la ventana, trata de escapar pero sabe que está rodeado, sabe también que quiere trabajar, si no, no estaría aquí, no estaría en este consultorio y no sería yo su terapeuta.
-tengo meses, obviamente nadie lo ha notado, cuando ella empezó a decir que yo tenía problemas que era muy obsesivo y me dijo que tomara terapia me negué, pero algo en mi me dijo que viniera.
Uno más, el trabajo será sencillo, y aun así me siento vacío.
2 comentarios:
(ANTES DE LEER)
DARLA: o.O CREES QUE HAYA ADIVINADO?
LINNDA: PUES SI NO ADIVINO YA TE DESCUBRISTE
Darla: ok quizas no se dio cuenta
Linnda: o quizas te descubriste
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