Poder
Las mañanas son buenas, como siempre, sin importar si en mi cama hay algo al lado o no, claro que me refiero a un cuerpo humano, uno vivo, tal vez demasiado vivo, los miro cuando me levanto, generalmente jóvenes, bellos, y algo ingenuos, o al menos eso pienso, rara vez, por no decir nunca, hablo con ellos, a penas y cruzamos las palabras necesarias para que terminen en mi cama, la ventaja de las aventuras de una noche es que ellas no hablan de mi, ni yo de ellos.
-el agua está caliente, si quieres tomar un baño
Le digo al joven recostado en mi cama, que se despierta suavemente con una sonrisa en sus labios, me mira alegre, me enternece en cierto punto, pero no es importante
-si quieres desayunar dile a Enir y el verá que te lo preparen, quédate el tiempo que quieras
Doy las típicas instrucciones mientras arreglo mi corbata, él me mira entre desconcertado y aun somnoliento, no digo nada más solo termino de arreglarme y salgo de la habitación para ir a mi trabajo, bajando las escaleras Enir me espera con un pan dulce y una taza de buen café, me encanta mi vida, me encanta los múltiples lujos que puedo darme, Enir no solo es mi asistente es mi mejor amigo y también el chico con el cual me divierto dándole celos los últimos meses dejando que atienda a mis conquistas de una noche.
-Gracias
Le digo mientras tomo el café y le doy una mordida al pan, me mira con una sonrisa irónica, suspira y pregunta como todas esas mañanas de conquista.
-¿cómo se llama?
En verdad no entiendo porque sigue esperando que esa pregunta tenga una respuesta, tal vez ahora quiere saber que me interesa algún ser humano, pero como siempre la respuesta es simple.
-ni idea, pero pregúntale, igual y también tienes suerte
Le digo con ironía, mientras le cierro un ojo, hace una mueca de desagrado mientras se aleja hacia las escaleras, subirá a la habitación, encontrará al chico desnudo en mi cama, abrirá las cortinas y lo obligara a dejar la tranquilidad de la cama, con repudio, pero él tiene la culpa de todo.
-Buenos días Doctor.
Entro al ascensor después de salir de mi departamento, y en el sexto piso la puerta se abre, la señora “algo” sube con su hijo, un niño de 10 años de edad, cabello castaño como él de su madre, el niño me mira con miedo, supongo que impongo un poco, pero eso no es relevante, saludo a la madre que me mira sonriente, es madre soltera, tiene tres hijos, él niño en el ascensor es el menor de ellos, y la dama es muy joven, creo que tuvo a su hijo mayor a los quince años, pero es hija de una buena familia, por lo que puede darse el lujo de que el abuelo page el costoso departamento donde vive, el ascensor se detiene en la recepción del edificio, con una reverencia me despido de la señora y de su retoño, ellos continuarán hasta el sótano para subir a su auto, yo en cambio no tengo que trasportarme, reafirmo una vez más amo mi estilo de vida, la clínica esta en el mismo edificio donde vivo, por lo que mi camino al trabajo es solo descender por el elevador y después entrar despreocupado a la clínica.
-Te estaba esperando, a mi oficina
Flaira es la que a su manera me recibe, debo admitir que si yo soy obsesivo por llegar al trabajo quince minutos antes a pesar de que vivo en el mismo edificio y en mi posición podría darme el lujo de sufrir el síndrome de la casa de enfrente y llegar quince minutos después o inclusive media hora, ella me gana en ese punto, llega una hora antes y siempre impecable, bella, bien arreglada y lista para arrastrarme a su oficina por alguna causa sin importancia, tal vez otro practicante se quejo de que le dije lo incompetente que era, o me salté algún protocolo.
-ya voy
Le digo con indiferencia mientras ella camina delante de mí, claro que primero pasaré a mi consultorio a dejar mis cosas, bueno en realidad a perder unos minutos con tal de seguir siendo el caos que siempre soy. Su oficina es hermosa, amplia, acogedora, con una sala para discutir proyectos, una pantalla plana de 52 pulgadas, frente al sillón más cómodo de diseñador italiano que pueda existir, un escritorio frente a la ventana hecho de hermoso cristal, sillas cómodas para atender a las personas y una mesa de trabajo para discutir sobre los diferentes proyectos, en verdad me encanta su oficina, de hecho debería ser mía, claro si no hubiera renunciado a ella para tomarme un año de vacaciones y solo dedicarme a ver pacientes y dirigir una que otra investigación, convirtiéndola a ella en jefa y señora de todo este lugar.
-siéntate
Me dice en cuanto entro, está sentada en el escritorio mientras firma unos papeles y sin verme señala las bellas sillas italianas frente a al mueble de cristal, y yo calmadamente voy y tomo asiento en el cómodo sillón frente a la pantalla plana, ella levanta la vista, sonríe con ironía, sabía que haría eso, de ninguna manera dejaría que una barrera, aun que sea tan fina como el escritorio, se interpusiera entre ella y yo.
-Enir no ha llegado, eso significa que tuviste una buena noche
Dice con una sonrisa en sus labios mientras sensualmente camina hasta la sala para tomar asiento en el lovesit al lado derecho del sillón donde me he ubicado. Es su manera de darme los buenos días pero en seguida lo noto, tiene presión en su mandíbula, sus dientes casi rechinan imperceptiblemente, sus hombros están tensos, su mirada fija en mis ojos, aquí hay gato encerrado, algo le preocupa demasiado.
-¿qué sucede?
Pregunto con un ligero tono de preocupación, no es personal o nunca lo hubiera notado, cuando quiere ocultar algo es muy buena en eso, esto me concierne y solo hay una cosa que nos concierne a ambos.
-¿qué estupidez hicieron?
Inquiero después de casi un minuto de silencio, ella suspira profundo, noto lo que interpretaría como frustración, pasa los dedos sobre el monitor táctil acomodado en la mesa de centro de la sala, Dios que bien acondicione este lugar, y de inmediato en la pantalla frente a mi aparece un video que revela su preocupación, en él hay un chico de no más de 16 años desnudo frente a un espejo y de espaldas a un terapeuta, el chico se mira con mueca de confusión hacia el espejo, antes de tomar sus ropas, vestirse rápidamente y salir corriendo del consultorio ante un terapeuta que lo mira entre asustado y desconcertado, el terapeuta es Daniel, un joven terapeuta casi recién egresado, que si no fuera por sus recomendaciones no lo hubiera contratado.
-demonios, ya demando
Pregunto poniéndome de pie y caminando hacia el escritorio, tomo el teléfono mientras ella me cuenta que aun no han demandado, pero es casi seguro que lo hagan, marco el número de mi abogado de inmediato, la firma tendrá que estar lista para reducir en lo más mínimo este evento.
-Tienes el…
No termino mi frase y ella extiende el folder delante de mí, me siento en su escritorio mientras el teléfono me da tono, y empiezo a checar el expediente, esperando que Daniel haya justificado lo acontecido en la sesión antes de haberlo hecho, en cuyo caso puedo gritarle a Flaira también por no haberlo notado antes, pero nada, en el plan de sesión no hay nada, de hecho ni siquiera el tema de la sesión tenía que ver con sexualidad o identidad, bueno tal vez un poco con la segunda, pero no era como para poner una técnica como la que implican las imágenes del video.
-No llenó el reporte tampoco
Me dice antes de que termine de leer, la miro fijamente a los ojos, ambos sabemos que estamos ante un gran problema, tal vez uno demasiado grande, le digo que cancele todos los pacientes de Daniel y que les deje con cita abierta por el momento, también debe convocar a una junta de emergencia para hablar con todo el personal, si esto llega a los medios, deben saber que hacer, ella sale a cumplir mis órdenes, mientras yo habló con el abogado.
-Si hay denuncia, entrega el video, así la clínica queda bien parada, y si tu terapeuta puede justificarlo habrá que preparar todo un informe para el Juez, la ventaja es que el centro cuenta con una buena imagen a nivel profesional, pero habrá que sustentarlo, además si fue con morbo tienes el deber de reportarlo tú mismo, así que te recomiendo que te juntes con él para que se explique aun que no haya demanda de por medio.
El abogado es directo, por eso es mi abogado, de hecho si no fuera porque amo la psicología hubiera sido abogado, tal vez por eso mi hermano es abogado, bueno no importa ahora tengo otras cosas de que preocuparme y es que siempre que algo sobrepasa las capacidades de Flaira como directora yo como socio mayoritario tomo todo el control de la clínica y esto obviamente sobrepasa las capacidades de cualquiera y pensar que hace menos de treinta minutos mi vida pintaba tan bien.
-En ¿qué estabas pensando?
Cuestiono al pobre terapeuta que ya no sabe si solo quedarse callado o contestar a mis preguntas, Flaira está sentada a mi lado en la sala de juntas, supongo que está ahí para asegurarse de que no mate al inexperto terapeuta, que no ha hecho reporte de su sesión a ya casi 24 horas de esta, no planeo la serie de acontecimientos que se presentaron y tampoco había notificado nada a la directora, como si lo acontecido fuera cosa de cualquier día.
-es que… no creí… que… que fuera gran cosa.
Debo suponer que mi instinto asesino es ya muy obvio, cuando Flaira coloca su mano en mi pierna para detenerme de mi impulso de levantarme y golpear la mesa con fuerza mientras grito con ironía “gran cosa, gran cosa, para nada es insignificante, como tu maldito cerebro” pero la mano de la chica no me deja más remedio que decir mientras trato de mantener la calma.
-Se te hace poco, que un paciente salga corriendo de tu consultorio después de que estuvo desnudo ahí, entiendo bajo que esquema lo hiciste, bajo ciertas circunstancias le puede ser útil, pero no eran esas las circunstancias, no era el momento y es un menor, primero que hacer cualquier cosa se debe por ley consultar a los padres.
Me mira atemorizado, a pesar que juro estar conteniéndome, no puedo creer que haya cometido un error tan grande al contratar a un pelele que cree que se puede improvisar tan fácilmente con una técnica de estas implicaciones, suspiro nuevamente, Flaira presiona un poco más mi pierna, la miro y asiente con la cabeza.
-Estás despedido, tienes tres horas para limpiar tu consultorio y terminar tus reportes con recomendaciones para los terapeutas que tomen tus casos.
Me pongo de pie y camino hacia la puerta abriéndola en un falso gesto de amabilidad, él me mira atónito, y después mira a Flaira, como si esperara compasión de su parte, no se por qué siempre esperan eso del policía bueno, policía malo, o del padre duro y la madre consoladora, cuando ella seguramente lo hubiera demandado por mala praxis, yo soy el bueno aquí.
-Retírese Lic. Daniel antes de que cambie de opinión y además de despedirlo se le demande por mala praxis.
Ahora si está más que sorprendido, Flaira no había hablado en toda la reunión y obviamente esas palabras lo asustaron más que todo lo que yo dije, así que el ex trabajador solo toma sus cosas y sale como ratón asustado de la sala de juntas, dejando solo a Flaira y a mi frente a frente, ahora tenemos que hablar con los padres, explicar lo acontecido, convencerlos de la buena, aun que estúpida, intención del terapeuta y pedirles que su hijo continúe tratamiento con otro terapeuta, tratando de mantener esto lo más privado posible, lo cual seguramente será con una propuesta de tratamiento gratuito o mínimo mitad de precio, detesto tener que cubrir los errores de otros.
-no debimos esperar a que hubiera demanda
Cuestiona ella, después de todo, si es la buena, solo que sabe que la mayoría de las veces tengo la razón, pero luego se compadece de los demás.
-No, de hecho, tenemos que evitar la denuncia, no hay crimen que perseguir, él no lo hiso con morbo, lo hiso por estúpido, es probable que los padres no sepan que sucedió, o ya lo hubieran detenido, así que tenemos que manejarnos con mucho tacto.
Ella solo afirma con la cabeza, no sé porque creo que mi sabático ha terminado y que ella volverá a su puesto en la subdirección y yo volveré a ser el Director de la clínica. En fin me iba a tomar solo un año y ya llevo casi tres, supongo que es hora de volver.
-No fuimos muy drásticos al despedirlo, cualquiera comete un error, además él es un principiante, ¿cuánto tiene de haber salido, un año?
Es verdad, el pobre terapeuta no tenía mucha experiencia, de hecho solo tuvo el trabajo debido a las recomendaciones de investigadores, profesores y otros terapeutas, eso me enseña a que cuando se contrate gente solo se debe contratar a aquellos que tengan la sapiencia y practica suficiente, y no solo por su recomendación, después de todo la mayoría de ellos lo conocían como alumno, no como psicólogo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario