Otra Historia Equis
Por: Railer Pendragon
La historia de cuatro chicos con vidas tan normales como extrañas, personalidades tan dispares que sin embargo conviven en un mismo lugar y en un mismo momento.
Personajes Principales
Rojo:
Un chico algo distraído, le gustan las artes, aun que es psicólogo, se graduó con honores, es un genio, pero su poca atención, hace que parezca todo lo contrario, no se preocupa mucho por la vida y tiende a ver el lado amable de todo
Negro:
El mejor amigo de Rojo, pasan mucho tiempo juntos, es cruel, malvado y algo despiadado, es un Casanova que no pierde el tiempo para conquistar a una chica, sin embargo tiene un gran secreto, en fin es trabajador, muy duro de roer, aun que en el fondo se preocupa demasiado por Rojo.
Azul:
El chico nuevo, es como un niño en el cuerpo de un adulto, estudia diseño, es muy sentimental, pero es una buena persona, lo cual lo lleva a ser algo ingenuo y confiado, lo cual lo mete en muchos problemas, ya que el mundo no está bello como él cree.
Morado:
Un chico depresivo en exceso, aprensivo con las cosas, le gusta estar solo, es amargado y algo agresivo, no duda en golpear a quien se mete con él, estudió filosofía, es hijo de una familia acaudalada, vive con Rojo y no se dedica a nada salvo a escribir un libro que espera algún día publicar.
Episodio I: Conociéndonos.
El sonido del despertador llena la habitación, aun así el dueño del aparato no da ni señales de vida, mientras su compañero de habitación mira el aparato desde su cama, sus ojos violeta se cierran en aquella máquina que no deja de sonar con sus agudos y molestos ruidos, después de llevar escuchándolo un par de segundos más estira su mano lo toma y lo avienta por la ventana que está de su lado derecho, el aparato se impacta contra el suelo después de caer los cuatro pisos, quedando en un vil recuerdo, pero permitiendo que la calma regrese a la habitación, el de ojos violetas se voltea y se cubre con las cobijas quedándose rápidamente dormido.
-Otra vez llegará tarde el Idiota.
Negro mira el escritorio frente a la puerta de su oficina que permanece vacío, el joven se ve sumamente elegante en su traje color oscuro y su camisa blanca como la nieve, mira aquella silla vacía y después el reloj de su celular, son las ocho cuarenta y cinco, eso quiere decir que Rojo llegará sumamente retrasado.
-¿Dónde es el departamento?
Un chico está parado en medio de la calle con mochila al hombro, sus ojos miran al cielo, unos hermosos ojos del mismo color del cielo, el chico mira a su alrededor, buscando algún letrero o indicación que le dé una idea de en donde está, pero todo es inútil, por más que busca no logra encontrar nada, agacha la mirada y sus hermosos ojos quedan cubiertos por sus cabellos azul oscuro.
-Demonios es tardísimo.
Dice un pelirrojo al levantarse y ver la hora en su celular, al buscar el despertador y no encontrarlo, solo le queda ver a su compañero quien duerme apaciblemente, no es difícil adivinar que ha pasado, la ventana abierta y el silencio lo dicen todo, una mirada de desprecio y el regaño que empieza a producirse en su mente, listo para salir y perturbar el sueño del durmiente, pero en eso el celular en su mano empieza a sonar.
-demonios es tarde
Rojo contesta mientras se levante y corre al baño para alistarse a la velocidad del rayo.
-¿dónde demonios estás?, olvídalo, ven aquí inmediatamente, tenemos junta en diez minutos, trae la presentación y por amor de dios ponte una camisa.
La llamada es rápida, el pelirrojo no ha tenido ni siquiera que contestar a su interlocutor, Negro se escucha preocupado y es que desde que acepto que Morado viviera con él siempre se le hace tarde, pero tampoco podía dejarlo solo, no después de lo que pasó la última vez, Rojo sale corriendo del baño con la cara mal lavada, los cabellos medio arreglados y aun en ropa interior, toma un par de prendas en el camino y mientras cierra la puerta del departamento se coloca la camisa y toma su mochila.
-en verdad necesito un GPS...
Azul el chico de ojos turquesa mira aun el suelo mientras lagrimas caen de sus ojos, sin ver que está a punto de ser impactado por un chico que lleva una hogaza de pan aferrada en sus dientes, un pantalón en su mano derecha, una camisa mal puesta, y una mochila en la mano izquierda, el choque es imposible de detener, ninguno de los dos estaba pendiente de su alrededor, las mochilas vuelan por los aires, el pan queda pegado a la mejilla del de cabello azules, y ambos se soban la cabeza tras del golpe.
-perdón, no te vi
Dice el pelirrojo poniéndose de pie rápidamente, tomando la mochila, empezando a colocarse el pantalón y sin ni siquiera dirigir la mira a con quien ha chocado.
-lo siento, pero llevo prisa
Se excusa el chico, azul solo lo ve como lo más extraño que le ha pasado en la vida, sobre todo porque el pelirrojo lleva su mochila y le deja la suya, pero por más que trata de detenerlo a gritos el otro no hace caso, y aun que intenta darle alcance solo ve como Rojo sube a un taxi y se aleja a toda velocidad.
-que extraño chico
Dice el joven derrotado y dándose cuenta de que ha perdido su ropa a manos de un extraño, Rojo en el Taxi termina de arreglarse, de acodar sus cabellos, de limpiar su rostro, de arreglar su camisa y se da la oportunidad de suspirar mientras piensa en la presentación que le espera.
El olor del café llega a su nariz, ese dulce aroma de los campos del golfo, aquel brebaje es lo único que le gusta que lo despierta y a lo único con lo que sonríe, sus cabellos morados cubres su frente y parte de su ojo derecho, su cuerpo es tan delgado que si bajara un poco más de peso seguramente desaparecería.
-te amo
Se declara el chico a su taza de café, después le da un trago a aquel oscuro liquido y siente como sus papilas gustativas reaccionan al cálido pero delicioso brebaje, el aroma llena su mente y el sabor le despeja de lo último de los sueños, pero su entrega sensorial a aquella simple acción se ve suspendida por el ruido del timbre de la puerta.
-Estúpido Rojo olvido de nuevo las llaves
Se dice a sí mismo, recordando que vive con la persona más distraída del mundo, camina al intercomunicador y sin contestar presiona el botón para abrir la puerta del edificio, la presiona por el tiempo suficiente para que logre entrar sin problemas, después con taza en mano va caminando hasta la puerta de entrada del departamento, lo hace lento, dando pequeños sorbos a su café, tomándose su tiempo, para que justo cuando estén frente a la puerta abrirla suavemente.
-¿qué se te olvido ahora?
Dice morado sin ver al chico parado frente a la puerta, se hace a un lado para que el otro pase a tomar aquello que necesita, pero se extraña cuando aquel joven se queda parado, sin moverse, entonces levante la vista y se topa con esos ojos azul turquesa que reflejan pureza absoluta.
-y tú ¿quién eres?
Agrega al ver que no es Rojo quien está frente a él, si no un chico de cabellos azul oscuro y mejillas enrojecidas, tal vez por el hecho de que Morado no lleva prenda alguna más que un par de vendas en sus muñecas, de ahí en fuera su delgado cuerpo está totalmente al natural.
-so... so... soy Azul, choqueconalguienhaceunosmomentosytraíaestamochilaquetienesudirección.
Dice el joven lo más rápido que puede tratando de calmar su vergüenza por ver al otro desnudo, pero Morado no logra entender ni una sola palabra.
-disculpa
Cuestiona morado mirando al apenado frente a él, y Azul mira al techo, entonces el otro entiende la causa principal de que el joven hable rápido y esté tan nervioso.
-ah... cierto, pasa
Dice Morado como si nada, mientras da media vuelta y camina hacia la habitación dejando al otro más confundido que nada, sobre todo porque el chico en traje de Adán se mueve con total calma.
-que pases y cierra la puerta
Agrega Morado al escuchar que el otro no se ha movido ni un centímetro, Azul de inmediato hace lo que se le indica y ve como el otro desaparece tras la puerta de la habitación, para regresar cubierto por un bóxer negro que para ser sinceros no cubre mucho su desnudes pero al menos ya es algo.
-ahora con calma dime que paso.
Morado se sienta en la pequeña sala del departamento, indicándole al de turquesas ojos que haga lo mismo.
-¡demonios!, ¡está no es mi mochila!
Rojo se da cuenta de que la mochila que ha llevado hasta la oficina de Negro no es la suya.
-entonces no traes la presentación, si serás idiota
Negro se nota obviamente molesto, mientras el pelirrojo no puede pensar en otra cosa, más que su mochila está en manos de un desconocido, con su computadora, sus apuntes y otras cosas en ella, entre esas su cartera.
-no puede ser he perdido todo
Dice casi llorando, pero a Negro no parece preocuparle, el elegante joven pasa al lado del pelirrojo y se dirige al escritorio para sacar del cajón una pequeña memoria.
-suerte que siempre estoy preparado para tus estupideces
Los insultos ya no hacen efecto en el pelirrojo quien conoce a su compañero de trabajo y que sabe que sin importar cuánto le insulte en el fondo lo quiere.
-perdí mi compu, mi compu, mi vida entera va en esa computadora.
El pelirrojo sigue enfrentando su perdida, mientras el negro solo lo toma del cuello de la camisa y prácticamente lo arrastra hasta la sala de juntas, donde el pelirrojo permanece de pie mientras el otro hace una presentación excelsa.
-ya veo, Rojo choco contigo y se llevo tu mochila, si será menso el pelirrojo
Morado sonríe ante la situación, Rojo se ha llevado la mochila de un desconocido que al parecer ni siquiera era mínimamente semejante a la suya, lo peor para Azul es que en ella llevaba sus llaves y objetos personales.
-entonces gracias a que venía la cartera de Rojo pudiste llegar aquí para poderlo localizar.
Azul mueve la cabeza afirmativamente.
-si, al parecer vivo en el edificio de enfrente, me acabo de mudar, pero ahora no tengo llave
La voz de azul es muy tierna, a tal punto que casi logra provocar una sonrisa en el inmutable Morado, el chico termina su café de un sorbo, Azul suspira.
-Pues tendrás que esperarte a que vuelva, ha dejado olvidado el celular y no me sé el teléfono de su trabajo
El chico de ojos turquesa baja la mirada al escuchar esas palabras.
-piensa rápido
Morado avienta el control remoto al chico mientras se pone de pie y va hacia la habitación desapareciendo, Azul se queda extrañado, pero después escucha el ruido del agua cayendo en el baño, al parecer el otro continua con su rutina sin importarle que él esté ahí, pero a fin de cuentas no hay más que hacer.
-Otra vez llegará tarde el Idiota.
Negro mira el escritorio frente a la puerta de su oficina que permanece vacío, el joven se ve sumamente elegante en su traje color oscuro y su camisa blanca como la nieve, mira aquella silla vacía y después el reloj de su celular, son las ocho cuarenta y cinco, eso quiere decir que Rojo llegará sumamente retrasado.
-¿Dónde es el departamento?
Un chico está parado en medio de la calle con mochila al hombro, sus ojos miran al cielo, unos hermosos ojos del mismo color del cielo, el chico mira a su alrededor, buscando algún letrero o indicación que le dé una idea de en donde está, pero todo es inútil, por más que busca no logra encontrar nada, agacha la mirada y sus hermosos ojos quedan cubiertos por sus cabellos azul oscuro.
-Demonios es tardísimo.
Dice un pelirrojo al levantarse y ver la hora en su celular, al buscar el despertador y no encontrarlo, solo le queda ver a su compañero quien duerme apaciblemente, no es difícil adivinar que ha pasado, la ventana abierta y el silencio lo dicen todo, una mirada de desprecio y el regaño que empieza a producirse en su mente, listo para salir y perturbar el sueño del durmiente, pero en eso el celular en su mano empieza a sonar.
-demonios es tarde
Rojo contesta mientras se levante y corre al baño para alistarse a la velocidad del rayo.
-¿dónde demonios estás?, olvídalo, ven aquí inmediatamente, tenemos junta en diez minutos, trae la presentación y por amor de dios ponte una camisa.
La llamada es rápida, el pelirrojo no ha tenido ni siquiera que contestar a su interlocutor, Negro se escucha preocupado y es que desde que acepto que Morado viviera con él siempre se le hace tarde, pero tampoco podía dejarlo solo, no después de lo que pasó la última vez, Rojo sale corriendo del baño con la cara mal lavada, los cabellos medio arreglados y aun en ropa interior, toma un par de prendas en el camino y mientras cierra la puerta del departamento se coloca la camisa y toma su mochila.
-en verdad necesito un GPS...
Azul el chico de ojos turquesa mira aun el suelo mientras lagrimas caen de sus ojos, sin ver que está a punto de ser impactado por un chico que lleva una hogaza de pan aferrada en sus dientes, un pantalón en su mano derecha, una camisa mal puesta, y una mochila en la mano izquierda, el choque es imposible de detener, ninguno de los dos estaba pendiente de su alrededor, las mochilas vuelan por los aires, el pan queda pegado a la mejilla del de cabello azules, y ambos se soban la cabeza tras del golpe.
-perdón, no te vi
Dice el pelirrojo poniéndose de pie rápidamente, tomando la mochila, empezando a colocarse el pantalón y sin ni siquiera dirigir la mira a con quien ha chocado.
-lo siento, pero llevo prisa
Se excusa el chico, azul solo lo ve como lo más extraño que le ha pasado en la vida, sobre todo porque el pelirrojo lleva su mochila y le deja la suya, pero por más que trata de detenerlo a gritos el otro no hace caso, y aun que intenta darle alcance solo ve como Rojo sube a un taxi y se aleja a toda velocidad.
-que extraño chico
Dice el joven derrotado y dándose cuenta de que ha perdido su ropa a manos de un extraño, Rojo en el Taxi termina de arreglarse, de acodar sus cabellos, de limpiar su rostro, de arreglar su camisa y se da la oportunidad de suspirar mientras piensa en la presentación que le espera.
El olor del café llega a su nariz, ese dulce aroma de los campos del golfo, aquel brebaje es lo único que le gusta que lo despierta y a lo único con lo que sonríe, sus cabellos morados cubres su frente y parte de su ojo derecho, su cuerpo es tan delgado que si bajara un poco más de peso seguramente desaparecería.
-te amo
Se declara el chico a su taza de café, después le da un trago a aquel oscuro liquido y siente como sus papilas gustativas reaccionan al cálido pero delicioso brebaje, el aroma llena su mente y el sabor le despeja de lo último de los sueños, pero su entrega sensorial a aquella simple acción se ve suspendida por el ruido del timbre de la puerta.
-Estúpido Rojo olvido de nuevo las llaves
Se dice a sí mismo, recordando que vive con la persona más distraída del mundo, camina al intercomunicador y sin contestar presiona el botón para abrir la puerta del edificio, la presiona por el tiempo suficiente para que logre entrar sin problemas, después con taza en mano va caminando hasta la puerta de entrada del departamento, lo hace lento, dando pequeños sorbos a su café, tomándose su tiempo, para que justo cuando estén frente a la puerta abrirla suavemente.
-¿qué se te olvido ahora?
Dice morado sin ver al chico parado frente a la puerta, se hace a un lado para que el otro pase a tomar aquello que necesita, pero se extraña cuando aquel joven se queda parado, sin moverse, entonces levante la vista y se topa con esos ojos azul turquesa que reflejan pureza absoluta.
-y tú ¿quién eres?
Agrega al ver que no es Rojo quien está frente a él, si no un chico de cabellos azul oscuro y mejillas enrojecidas, tal vez por el hecho de que Morado no lleva prenda alguna más que un par de vendas en sus muñecas, de ahí en fuera su delgado cuerpo está totalmente al natural.
-so... so... soy Azul, choqueconalguienhaceunosmomentosytraíaestamochilaquetienesudirección.
Dice el joven lo más rápido que puede tratando de calmar su vergüenza por ver al otro desnudo, pero Morado no logra entender ni una sola palabra.
-disculpa
Cuestiona morado mirando al apenado frente a él, y Azul mira al techo, entonces el otro entiende la causa principal de que el joven hable rápido y esté tan nervioso.
-ah... cierto, pasa
Dice Morado como si nada, mientras da media vuelta y camina hacia la habitación dejando al otro más confundido que nada, sobre todo porque el chico en traje de Adán se mueve con total calma.
-que pases y cierra la puerta
Agrega Morado al escuchar que el otro no se ha movido ni un centímetro, Azul de inmediato hace lo que se le indica y ve como el otro desaparece tras la puerta de la habitación, para regresar cubierto por un bóxer negro que para ser sinceros no cubre mucho su desnudes pero al menos ya es algo.
-ahora con calma dime que paso.
Morado se sienta en la pequeña sala del departamento, indicándole al de turquesas ojos que haga lo mismo.
-¡demonios!, ¡está no es mi mochila!
Rojo se da cuenta de que la mochila que ha llevado hasta la oficina de Negro no es la suya.
-entonces no traes la presentación, si serás idiota
Negro se nota obviamente molesto, mientras el pelirrojo no puede pensar en otra cosa, más que su mochila está en manos de un desconocido, con su computadora, sus apuntes y otras cosas en ella, entre esas su cartera.
-no puede ser he perdido todo
Dice casi llorando, pero a Negro no parece preocuparle, el elegante joven pasa al lado del pelirrojo y se dirige al escritorio para sacar del cajón una pequeña memoria.
-suerte que siempre estoy preparado para tus estupideces
Los insultos ya no hacen efecto en el pelirrojo quien conoce a su compañero de trabajo y que sabe que sin importar cuánto le insulte en el fondo lo quiere.
-perdí mi compu, mi compu, mi vida entera va en esa computadora.
El pelirrojo sigue enfrentando su perdida, mientras el negro solo lo toma del cuello de la camisa y prácticamente lo arrastra hasta la sala de juntas, donde el pelirrojo permanece de pie mientras el otro hace una presentación excelsa.
-ya veo, Rojo choco contigo y se llevo tu mochila, si será menso el pelirrojo
Morado sonríe ante la situación, Rojo se ha llevado la mochila de un desconocido que al parecer ni siquiera era mínimamente semejante a la suya, lo peor para Azul es que en ella llevaba sus llaves y objetos personales.
-entonces gracias a que venía la cartera de Rojo pudiste llegar aquí para poderlo localizar.
Azul mueve la cabeza afirmativamente.
-si, al parecer vivo en el edificio de enfrente, me acabo de mudar, pero ahora no tengo llave
La voz de azul es muy tierna, a tal punto que casi logra provocar una sonrisa en el inmutable Morado, el chico termina su café de un sorbo, Azul suspira.
-Pues tendrás que esperarte a que vuelva, ha dejado olvidado el celular y no me sé el teléfono de su trabajo
El chico de ojos turquesa baja la mirada al escuchar esas palabras.
-piensa rápido
Morado avienta el control remoto al chico mientras se pone de pie y va hacia la habitación desapareciendo, Azul se queda extrañado, pero después escucha el ruido del agua cayendo en el baño, al parecer el otro continua con su rutina sin importarle que él esté ahí, pero a fin de cuentas no hay más que hacer.
1 comentario:
ahhhh!!!
(otra) Historia X!!! (ah the memories)
mmmm, no se porque me quiero robar a Azul XD
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