May-Be

Ami le daba una mirada incrédula a Malandra. “Solo quería saber si Gus esta bien, porque no he sabido nada de el últimamente.”

“Claro, adelante. El esta ahí, solo finge estar dormido.”

“Ah. Entonces mejor no lo molesto, ¿y tu como has estado?”

“¿Alguien te envío a espiarme?”

“¿Siempre fuiste así de desconfiada?”

“Viniste a ver al gato, habla con el.” Luego de decir eso, cubrió sus oídos con unos audífonos y empezó a cantar la canción que escuchaba.

“Gus, ella ya no puede escucharte… ¿podemos hablar ahora?”

 

El gato no hizo ningún movimiento, aun permanecía en una posición enroscada en la cama de Ami, sin su cabeza visible parecía un gigantesco gusano quemador. “te confías demasiado” Malandra se acerco a acariciar el pelaje del inmenso animal, dándole así la espalda a Ami.

 

“Cree que estoy loca, ¿verdad?”

“¿te importa?”

“¿Cómo ha estado?”

“Estable, si te refieres a ella. Es un desastre si te refieres a…”

“¿Aun puedes verla?”

“Esta desapareciendo.”

“Pero aun tenemos tiempo, aun-” “¿-dijiste algo?”

“Nada, Gus esta demasiado obeso… deberías ponerlo a dieta.” El animal dejo escapar un sonido algo inusual para un gato.

“Uh… parece como si en verdad entendiera lo que dijiste.”

 

Malandra se rió, mientras Ami levanto al gato y lo abrazo con una sonrisa, “Claro que no te voy a poner a Dieta. Solo las brujas hacen eso.”

“Miau.”

“Bueno, ya me tengo que ir. Hasta luego Ami, adiós gato obeso.”