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Adán estaba cómodamente recostado entre la fresca hierva, para quien lo viera de lejos el chico estaba cubierto por esa verde y fresca maleza, solo se sabía que estaba ahí mirando el cielo por que solo existía el suficiente espacio de hierva como para que se escondiera el joven, es decir nada existía en aquel bello universo, solo lo que los dioses deseaban por momentos y después nada más, asi que solo estaba ese rincón de hierva flotando en la nada con Adán recostado entre ella mirando la oscuridad de la nada.

-estrellas

Dijo el joven y miles de millares de estrellas alumbraron el firmamento, el varón las contemplaba serenamente, mientras meditaba que carta tomar.

Debía hacer caso a su ambición y tomar la carta que daría origen a Eo, o debería tomar la otra carta, aquella que sería respuesta a la plegaria de aquel muchacho tan importante para la mente aun a pesar de no ser parte de ella.

-tal vez valga la pena

Se dijo a si mismo pensando que igual y el complacer a un personaje tan importante sería útil tarde o temprano.

-date prisa quieres

Narciso apareció de la nada caminando hacia el montón de hierba, Adán se levantó y le sonrió.

-calma mi reflejo, las decisiones importantes se meditan un tiempo

Narciso hiso una mueca, no se sabía bien si por el comentario de Adán acerca de las decisiones o sobre que lo llamara su reflejo, aun que es de suponer que la segunda causa era la indicada, después de todo al ególatra de Narciso no le gusta el recordar que es solo un reflejo de Adán.

-date prisa

Dijo el joven pelirrojo dándose media vuelta y desapareciendo de aquel universo para llegar a otro rincón del mismo frente al grupo de dioses que lo miraron cuestionantes.

-¿que dijo?

Cuestionó Nosde, pero Narciso se negaba a contestarle a tal individuo, así que solo camino hasta ubicarse al lado de Eros.

-¿qué te dijo Adán?

Está vez fue Ille quien le cuestionó y Narciso le miro con una cara llena de molestia.

-Que se tomara su tiempo

Contesto de mala gana, Eros le abrazó e Ille y Nosde cruzaron miradas, mientras soltaban un profundo suspiro, todos estaban ahí esperando rodeando la mesa donde aun permanecían numerosas cartas esperando ser escogidas.