7 de febrero de 2018

Una historia Xx

La ventana de su habitación da en dirección a la plaza principal. Por ella se ven a los niños jugando en las fuentes de la explanada. El sol entra libre por la falta de cortinas y llena todo con su resplandor. Él está aún acostado en la cama de finas sábanas de satín y lino, un regalo de su padre. El reloj marca la una, pero parece no inmutarse ni por el sol ni por la mirada recelosa del aparato que insistentemente marca la hora.

Railer tiene 25 años de edad. Trabaja como analista de datos para varias compañías desde casa, por lo que no tiene que preocuparse por horarios. Eso sumado a una mala rutina, lo ha convertido en prácticamente un animal nocturno.

Fuera de la habitación en la primera planta del penthouse se escuchaba los ruidos de trastes y ollas. Fer está practicando una nueva receta de internet. Es la pareja de Víctor. O al menos eso parece, nadie entiende muy bien su relación. Víctor es el primo de Railer, está estudiando la universidad. Fer pasa la mayor parte del día en piso de los chicos.

El ruido de las cacerolas cayendo en el fregadero termina por despertar a Railer. Revuelve sus cabellos pelirrojos mientras trata de ubicar la procedencia del ruido. Con pesadez se levanta de la cama y sólo vestido por un boxer negro pegado baja las escaleras hacia la cocina. Al verlo Fer se sonroja ligeramente. Es cosa común ver al pelirrojo en paños menores. Pero en todo un año no le ha sido posible acostumbrarse a verlo así.

—Qué hay de desayunar?

Cuestiona entre bostezos el pelirrojo mientras se deja caer adormilado en la silla del comedor. Fer lo mira algo avergonzado. No termina de entender cómo el pelirrojo puede ser tan despreocupado de su apariencia.

—Estoy preparando un rollo de carne relleno de verduras y queso, una lasaña vegetariana, y un ramen.

Contesta mientras ve el horno donde la carne se está cosiendo lentamente.

—Huele bien... ¿Pero tardará mucho?

Fer mira algo molesto a Railer. Saca del refrigerador un plato de pan francés y lo calienta en el microondas para posteriormente adornarlo con crema batida, azúcar glas y frutos rojos.

—Debo dar las gracias Víctor por enamorarse de ti

Dice el pelirrojo cuando el castaño le extiende el plato digno de un restorán cinco estrellas. Fer estudia para cheff en las tardes y ama pasar el resto del día cocinando en la bella cocina de los chicos.

—¿Oti?

Cuestiona Railer enter bocados. Fer le mira con desagrado, los modales del pelirrojo son pésimos.

—Fue al despacho, dijo que llegaría tarde.

Railer voltea a ver el reloj. La una quince de la tarde. Víctor saldrá en poco de la universidad.

—¿Sabes manejar?

Cuestiona el pelirrojo terminando lo poco que quedaba en su plato. Fer le mira con desesperación. No es que Railer no le agrade pero es tan distraído que resulta algo molesto.

—Por septuagesima tercera vez. No, no sé conducir.

Railer hace una mueca. Se levanta y agradece los alimentos para después encaminarse a su habitación. Fer lo mira desaparecer por las escaleras. Regresa a su estufa para terminar de preparar los alimentos. Cinco minutos después Railer está listo. Un Hoodie morado, un pantalón de mezclilla y sus tenis negros.

—Quieres acompañarme por Vick?

Cuestiona, Fer contesta con un simple movimiento de cabeza indicando su negativa. A Fer no le gusta ir por Victor, siempre está rodeado por chicas. Es un chico muy popular. Sus cabellos dorados, su mirada tierna de ojos verdes, su sonrisa pícara. Victor es casi perfecto por donde quiera que lo veas. Fer no sabe que siente por su "amigo" se han besado un par de ocasiones. Víctor lo trata como una novia. Pero Fer se niega a aceptar que siente algo más intenso que una amistad.

*llamada de Oteler*

Railer mira la pantalla del celular empotrado en el manos libres del convertible rojo. Se cuestiona unos segundos antes de apretar el botón de desvío de llamada. Sabe que es imposible escapar de Oti. Es su amigo de la infancia y de toda la vida. Siempre ha estado ahí para él en las buenas y en las malas. Sobretodo en las malas.

—No te contesta?

Del otro lado de la línea en un departamento del centro de la ciudad una chica de cabellos violeta se termina de arreglar la blusa de seda mientras mira a un chico albino volver a marcar su celular.

—Hoy hace dos años

Dice la chica, pero de nueva cuenta no recibe respuesta. Oteler mira con sus ojos azul zafiro su aparato y puede escuchar el ruido de la contestadora.

—Ya está grande, tu niño estará bien.

La chica se acerca a besar los labios de Oteler con dulzura. El albino deja a un lado el aparato que sostenía y jala a la dama para intensificar el beso y dar paso a caricias más intensas. Eva es el nombre de la chica. Ella y Oteler llevan saliendo desde poco antes de salir de la universidad. Estuvieron a punto de casarse y la sortija con un hermoso diamante rojo en la mano de la chica lo confirma. Pero han aplazado el compromiso en varias ocasiones.

—Sabes ya tengo dieciocho. Ya puedo conducir.

Víctor va del lado del copiloto. Railer tiene la mirada fija en el camino. El rubio sostiene un sobre rosa palo en sus manos. Una declaración de amor que le han entregado de último momento. El aroma a lavanda que despide la carta es intenso.

—Debería tirarla. No tiene caso darle vueltas. Yo ya estoy enamorado sabes

Dice Víctor insistiendo por abrir plática. No soporta más el silencio.

—Fer me ama también. Pero es demasiado... Conservador para aceptarlo.

El pelirrojo sigue con la mirada pérdida. Víctor deja volar la carta que desaparece llevada por el viento.

—Te amo...

Railer frena de golpe en el kilómetro 10 antes de entrar a la ciudad. Víctor estuvo a punto de quejarse por el freno que casi lo estrella contra el tablero si no fuera por el cinturón de Seguridad. Pero Victor detiene su reclamo al ver el lugar en el que han frenado. Ya se le hacía raro que el pelirrojo estuviera manejando sin rumbo fijo.

—Estas bien..

Cuestiona a Railer quien se baja del vehículo y empieza a caminar lentamente para ir cada vez más rápido

—Demonios!

Exclama el rubio saltando del auto y saliendo detrás del pelirrojo con el teléfono celular en la mano.

—Estamos en el lugar... ven rápido

Exclama a penas escucha que le han contestado. Su respiración agitada no le deja decir más.

"no sabía que era tan veloz"

Piensa para si mientras corre detrás del pelirrojo.

—devo irme.

Oteler se levanta y toma su ropa rápidamente del suelo de la habitación. La chica lo mira atónita y luego suspira con resignación.

—Llevate la moto, llegarás más rápido.

Dice la chica mientras arroja las llaves al albino y ve como desaparece tras la puerta.

—demonios Railer, no pudiste esperar una hora más antes de enloquecer.

Maldice la chica de camino al baño para tomar una ducha fría.

—Carajo

Exclama Railer al caer al suelo, sus rodillas están manchadas y el pantalón se ha desgarrado del lado izquierdo. Una mancha de sangre empieza a firmarse. Trata de levantarse pero cae al suelo víctima de una punzada.

—Mi pie

Dice con una media sonrisa. Cuando recién lo había conocido se lastimó un pie y ahora recordándolo se vuelve a lastimar. Víctor le da alcance.

—No... Vuelvas... A... Hacer... Eso...

Dice entre respiraciones agitadas. Sus ojos verdes y medio fenilos le miran con desaprobación. Railer empieza a llorar incontrolable y no se detiene por más que Víctor le intenta consolar. Llorá como un niño pequeño que ha perdido lo que más ama. Llorá con fuerza y desde lo más profundo de su ser. Una hora después Victor sólo atina a abrazarlo y esperar. Oteler llega media hora después y cargando a Railer lo lleva al auto. En brazos del albino el llanto se vuelve sollozo y finalmente para antes de abordar el vehículo.

—Sabes conducir

Cuestiona el albino a Victor. Este asiente y se sienta en el lugar del conductor. Oteler los sigue de cerca en la moto. Railer sólo mira el camino totalmente perdido.

—te amo

Fueron las últimas palabras que Gabriel le dijo aquel día hace dos años.