2 de octubre de 2009

Infantil

Infantil

Miércoles en la mañana, me fascina el miércoles por la mañana, la vida es simple, no hay patología más que la mía propia y la escrita en los libros que devoro con fascinación, amo mi carrera y no hay nada mejor para leer un buen libro de Psicología que un rico café colombiano, su aroma ya inunda la sala, ese aroma suave y profundo, amo el café es mi segundo amor. Al abrir la puerta con la taza en mano los escucho, esa voz chillona de una madre preocupada por su hijo y María la secretaria de recepción, tengo el tiempo contado si llego hasta mi oficina y cierro la puerta antes de que nada, podre relajarme leyendo a Lacan o alguno más de mi colección, si no tendré que hacer frente a la obvia histeria de la dama y su infante que seguramente no tiene nada más que una pésima madre.

-Doctor

Demonios, fui demasiado lento, María me llama y no me queda más remedio que darme la vuelta y caminar hacia el recibidor, María ve el fastidio en mis ojos, pero nota como lo disimulo completamente, saludo a la madre preocupada que de inmediato empieza a hablarme de los problemas de su hijo, quien corre queriendo adivinar hacia donde nos dirigimos, no meteré a ese diablillo a mi consultorio, súbitamente abro una puerta a mi derecha y entro con la madre, el infante nos sigue.

-por favor tome asiento

No estoy en mi elemento, no es mi consultorio, no tengo un lugar preferido, pero al menos mi inconsciente me ha guiado bien, tanto que parece que lo he planeado todo, una sala amplia alfombrada con varios juguetes en una esquina, el niño me ve y ve los juguetes, le sonrío y en ese lenguaje que los niños entienden de inmediato, corre hacia los juguetes, la madre trata de detenerlo, pero yo la detengo a ella.

-siempre es tan impulsivo

Dice la madre, pero la forma en que iba a detener a su hijo era la misma con la que se detiene a un animal incapaz de razonar. Odio ver niños, ellos no tienen problemas psicológicos, a duras penas tienen psique, la mayoría por no decir que todos los problemas de los niños se debe a una mala crianza, es decir a problemas de los padres.

-cuénteme cómo es su hijo en la casa.

Demonios me he saltado la parte en donde pido sus datos y finjo interesarme en quienes son y que hacen ahí, debo ser menos frió.

-disculpe

Su forma de responder es natural, yo ignoro su comentario, ella ignora el mío.

-como es…

Hago un silencio y ella termina mi frase, no me gusta repetir las cosas dos veces.

-Marco en casa

Vaya el niño tiene un lindo nombre, Marco como el antiguo navegante y explorador italiano, o a caso será por Marco Aurelio, o algún otro ser famoso, bueno eso no es importante, son divagaciones de mi mente, el niño se ve tranquilo juega calmadamente con unos juguetes, es más sociable que el promedio, no se inmuta y se siente en confianza, la mayoría de los niños no se separan de su madre, hasta que está les dice que vayan a jugar.

-es muy inquieto, todo el día anda de un lado a otro, nunca se detiene, es como si nunca se cansara.

Eso suena como Hiperactividad, pero con la tolerancia de esta madre no creo que lo sea, nunca he visto a un niño hiperactivo que se siente a jugar con unos carritos.

-usted lo cuida todo el tiempo

La madre desvía la mira, es momento de analizarla, de observarla, zapato de tacón, minifalda, peinado de estilista, saco y blusa de seda, además se ve joven, tendrá unos veintidós años y el niño no tiene menos de cuatro años.

-este no, lo cuidan mis padres mientras trabajo

Tartamudea un poco, eso indica que tal vez sus padres lo cuiden la mayor parte del tiempo, si no es que solo lo lleva a su casa para dormir.

-vive con sus padres

Demonios, porque tenía que tocarme atenderla hoy, hoy iba a leer y a preparar el material de la investigación, no tengo paciencia para escudriñar la vida de esta mujer, para ver si el problema es ella o su hijo.

-no, vivo con mi esposo

Bien es momento de apoyarme del expediente, extiendo mi mano y abro un cajón del escritorio que está cerca de mí, debe haber hojas y plumas en algún lugar, uno, dos, tres cajones y consigo lo que buscaba, la madre me mira, podría justificarme y decirle que no es mi consultorio, pero en lugar de eso bebo un poco de café.

-Entonces su hijo se llama Marco…

Un silencio y ella ya conoce la dinámica, es su turno de terminar la frase

-Marco Arturo Solís del Monte, como su padre

Ok me ahorró el preguntarle el nombre del padre, y ahora sé que no tiene nada que ver con exploradores o emperadores, si no con su legado familiar.

-cuántos años tiene

Ella sonríe, piensa un momento, unos cuantos segundos y finalmente responde.

-cinco…

Su tono, el tiempo de su respuesta me hacen ver que no está segura de ello, está va a ser una larga mañana, por suerte para el niño su mamá recibirá la ayuda que necesita y con suerte también su padre.

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