22 de diciembre de 2008

GEA

I

Leyes y normas le indicaban a cada miembro de la sociedad como actuar, como vestir, como vivir, no había nada que escapara de las reglas, estaban hechas para mantener el equilibrio en el mundo, para mantener a cada uno en su lugar, no era posible saltarse una regla, el ministerio se encargaba de que todas se cumplieran cabalmente y la selección genética de diferenciar a uno de otros. Los Alfa eran de piel clara, ojos azul profundo, cabellos dorados. Los Beta eran de piel morena clara, ojos marrón y cabello castaño y por último los Gama eran de piel oscura, ojos negros y cabello negro como la noche, esas eran las reglas. El ministerio decidía quien se reproducía con quien, y así siempre estuvo bien.

-Es un gama, no puede vivir aquí señor

La asistente de Dante le indicaba los protocolos, los Gama vivían en la zona exterior de la ciudad, nunca en el centro, aun que trabajaran como siervos o obreros, tenían prohibido vivir ahí.

-ve bien sus ojos Sahara, no es un Gama, es un Beta, consigue un permiso y yo me responsabilizo

La chica hiso una mueca pero sabiendo que debía cumplir las órdenes de su amo, la chica de cabellos castaños asintió y salió de la oficina donde el joven miraba todo por la ventana, la ciudad se miraba gloriosa desde ese rincón del mundo, edificios de cristal, metal y mármol, la gloria acariciándolos suavemente, los Alfa vivían como reyes, como elegidos de los dioses.

-denle ropas de Beta, el señor dice que es un Beta, así que háganle un estudio de DNA para determinarlo y conseguir el permiso para que se quede.

La chica miraba con sus ojos marrón claro, la imagen de otro siervo en el intercomunicador del ascensor, ella llegaría a tiempo al último piso para determinar los resultados, si su señor deseaba que un Beta viviera ahí, ella no era nadie para negárselo, pero algo en ese joven le daba mala espina, por que vestía como un Gama, por que actuaba como uno, si se supone que era un Beta.

-Dante

Dijo el joven mientras las gotas de agua recorrían su cuerpo, era agua cristalina, pura, hace siglos que no se bañaba con agua tan pura, con esa agua seguramente podrían calmar la sed de miles, no como el agua sabor metálico que reciben los gama, esa agua a duras penas apta para el consumo humano, de la cual solo pueden beber la suficiente para saciar la sed y nada más, por un momento la culpa lo consumió y se apresuró en su baño para salir y encontrarse con ropas suaves de color dorado, era un uniforme, uno de los que usaban los Beta que trabajan para los Alfa, un simple pero formal uniforme, que hacía que su piel se viera ligeramente dorada.

“qué hago aquí”

Pensó Orión mientras miraba a su alrededor, siempre había escuchado de los palacios donde vivían los Alfa, pero jamás había soñado con estar en uno, esos vitrales inmensos por donde entraba la luz del sol, el piso reluciente cual espejo, las paredes blancas, todo era tan inmaculado que él se sentía como una mancha negra en un puro lienzo.

-ya era hora

Dijo Dante detrás de Orión, el joven de marrones ojos se sorprendió de escuchar la voz del otro, Dante le sonreía, sonreía ante la cara de incredulidad del moreno, extendió su mano y tomó la de Orión para después jalarlo suavemente indicándole el camino.

-ven

Dijo suavemente, ya no ordenaba, ya era más como una sugerencia, Dante vestía ropas de Alfa, un traje blanco inmaculado, pantalón de lino, playera sin mangas del mismo suave material, y una túnica cual chaleco pero tan largo como una gabardina, todo con finos bordados de plata, lucía divino, y aun que a Orión le molestaba la manera en que Dante lo llevaba, no podía negarse a seguirlo, eso había aprendido, toda su vida vivió como un Gama, y un Gama jamás desobedecerá a un alfa.

-tú no más no entiendes verdad

Al llegar a una sala con hermosos vitrales que la rodeaban casi por completo, Dante aventó a Orión al sofá, le miró a los ojos fijamente, el moreno no sabía que le molestaba más, si la forma en que Dante le miraba, o el tono arrogante de su voz.

-Eres un Beta, no un gama, actúa como un Beta quieres

Finalmente Dante se sentó a su lado sin soltar la áspera mano de Orión, la acariciaba con suavidad, pocas veces sentía manos ásperas y duras por el trabajo, las de los Alfa eran cuidadas, suaves, tiernas, casi infantiles, ellos a penas y sabían lo que era el trabajo duro.

-sabes porque te traje

Comentó Dante al ver que su invitado a penas y se movía para respirar, sin duda estaba acostumbrado a vivir como un Gama, siempre esperando órdenes, a penas hechos para pensar. Orión le miró fijamente a los ojos, ahora ese par de almendras eran los que se fijaban en los azules ojos de Dante, el rubio sonrió ligeramente.

-eres mi antítesis

Dijo Dante y Orión no entendió la confusa palabra, el rubio lo notó de inmediato, era un ingenuo sin duda, no había recibido educación alguna, y seguramente solo sabría algún oficio, uno no muy productivo o no hubiera terminado en la casa de donde lo había recogido.

-eres lo opuesto a mí, eres un Beta que vive como un Gama, mientras yo soy un Beta que vive como un Gama, somos la contradicción a todo lo que se dice que debe ser, por eso te traje

Orión no entendió del todo, no estaba acostumbrado a razonar, a pensar, al contrario que Dante quien no estaba acostumbrado a trabajar, a actuar.

-yo soy hijo de un amorío entre un Alfa y una Beta, mi padre era un hombre muy influyente y se encargó que el ministerio jamás me tocara, al final yo hederé todo y el ministerio me dio el título de Alfa, todos me consideran un Alfa, de hecho fuera de los altos concejales ere el único en saber esta historia.

Dante le sonrió a Orión, una vez más sus ojos se cruzaron, mientras relataba los aconteceres de su vida el Alfa caminó hacía uno de los ventanales, al tocarlo todos cambiaron sus vividos colores por un traslucido, dejando ver la ciudad entera, en algún momento entre los pasadizos y ascensores habían llegado a la cima de la torre, al parecer la más alta de toda la ciudad.

-Asombroso

Dijo Orión poniéndose de pie, era la primera vez que actuaba por cuenta propia, se acercó al ventanal para mirarlo todo, se observaba la ciudad dividida por sus dos anillos, el primero para dividir a los Alfas de los Beta y el otro para dividir a los Beta de los Gamas que quedaban rezagados a los más lejanos confines de la ciudadela, más allá de los muros que protegían de invasiones inexistentes. A Dante le dio gusto ver la iniciativa del joven.

-Sabes que con lo que me has contado, podría demandarte en el ministerio y serías condenado a muerte

Orión fue un paso más allá, tal como esperaba Dante, sonrió con malicia, el chico sabía de la ley, como todos, pero se atrevía a amenazarle, cosa que solo algunos se atreverían a hacer.

-Si lo sé, pero es tu palabra contra la mía, la de un Beta que vive como un gama, contra la de un Alfa…

Orión bajó la cabeza apenado, era verdad, él no era nadie para amenazar a un Alfa, aun que este no fuera un verdadero alfa, además si su padre había mantenido al mismo Ministerio, seguramente Dante había heredado su poder.

-Además querido, Yo, a mis 17 años soy el ministerio.

Petulante, Dante caminó hacia Orión quien no creía sus palabras, y cerrando la distancia que cada vez era menos, besó los rudos labios del Moreno fundiéndose en un profundo beso, en ese momento mientras sus ojos se abrían de par en par Orión entendió donde estaban, estaban en el centro de la ciudad, en la misma cámara del consejo, era verdad ese chico delante de él, o era miembro del consejo o tenía aun más poder que todo el ministerio junto.

2 comentarios:

Darla dijo...

Linnda: Que decir... esto no es tan ficcion.

pero todavia no se que mueve a los personajes a hacer nada, hablando de motivos...

ya sabes lo que hizo esa tontisima???

Linnda dijo...

Nix&Lux???

O.o no habia leido los otros borradores, tres-interesant!!!