26 de octubre de 2008

"EL CARRO"
Jibril E. Raven

El deseo y la felicidad no pueden vivir juntos.

Eros sabía bien que es lo que quería, al contrario de Adán o Narciso, Eros siempre sabía que era lo que deseaba y hacia donde se dirigía, y una vez fijada su meta no había que lo detuviera, tal vez lo podían retrasar pero jamás detener, un paso al frente siempre. Por eso no fue sorpresa cuando tomo la carta del Carro.

El Carro simboliza el avance hacia una meta, conquista y éxito. Es la hora de ponerse en marcha y dejar de vacilar.

Estaba ahí esperándote, no sabía si llegarías, ya me había pasado en otras ocasiones me citaba con alguien y nunca llegaban, habían pasado un para de minutos desde la hora en que habíamos quedado, mire el reloj un par de veces más y estaba por irme cuando ese carro plateado se estacionó, vi a un joven, pero no sabía si eras tú, me quede mirándote, tratando de descubrir si eras o no, alzaste la mano y me llamaste, me acerque con cautela, te mire y pensé en lo guapo que eras, sonreí, me saludaste y abriste la puerta del auto me invitaste a pasar, subí y fuimos a mi casa, como estaba planeado, en el camino hablamos un poco de nosotros, muy poco, lo suficiente para sentir que no te acuestas con un completo extraño, tenías 18 yo dije que también, te miraba y no podía creer encontrar a alguien tan bien en internet, eras un sueño, cuerpo obviamente ejercitado, pero no demasiado, jovial, viril, seductor. Llegamos a mi casa te invite a pasar, dejamos las chamarras sobre el órgano junto a la puerta, me miraste, te mire, sonreíste, te invite algo de tomar, te negaste y avanzaste para beber de mis labios, pude sentir tu bien formado cuerpo contra el mío, me tomaste de la cintura y me pegaste a ti mientras deslizabas una mano a en mi entre pierna, tus labios me comían a besos, besabas mejor que nadie, el sabor a menta llenaba mi boca, mientras se confundía con el dulce sabor a miel de la mía, me tomaste y caímos sobre el sillón, poco a poco nos despojamos uno al otro de las ropas, te contemple, de mire, piel blanca, ojos turquesa, cabellos marrón, mordiste mi oreja y luego mi cuello, fui tuyo ese momento, después desapareciste, dejándome el deseo de verte de nuevo.

Una historia corta, un momento, una verdad vivida como un sueño, un beso de despedida que quedo guardado en la memoria.

Nadie hiso un solo comentario, la historia era un acontecimiento real, los cuatro pilares miraron a Eros fijamente, ligeramente sonrojados y con el corazón acongojado.

Nosde se puso de pie y camino, mientras más pronto continuaran más pronto se olvidaría ese sueño, esa realidad, ese deseo carnal.

1 comentario:

Darla dijo...

Linnda: .... eso paso de verdad... *in shock*... interesante,